Uno de los aspectos más importantes a la hora de enfocar nuestras comunicaciones telefónicas es el tono que utilizamos al hablar. Dar con el tono correcto puede suponer una gran diferencia: captar la atención y el interés de nuestro interlocutor, o por el contrario hacer que quien nos escucha active el “piloto automático”. Este “piloto automático” es nuestro enemigo. Cuando está activado, la persona con la que queremos comunicarnos pondrá en marcha un mecanismo generado por su experiencia previa en situaciones que considera similares. Es decir, no interactuará, sino que reaccionará.
Cuando interactuamos, cada respuesta está viva, existe un feedback mutuo, y la conversación se abre a diferentes posibilidades. Cuando reaccionamos, ponemos un muro que obstaculiza la conversación. Hay que evitar que nos etiqueten antes de escuchar lo que tenemos que decir. Debemos alejar al interlocutor del botón del piloto automático. ¿Cómo podemos lograrlo? Ofreciendo un tono personal, activo, dinámico… El objetivo es no sonar como una locución grabada. Que la otra persona note que nuestra conversación con él es única, no un producto de un guión previsto. Las claves son escuchar, preguntar y personalizar. Si quieres saber cómo puedes mejorar tus comunicaciones telefónicas, puedes contactar con nosotros escribiéndonos a [email protected]
0 Comentarios
Deja una respuesta. |